Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1882-1883
Sesión: 4 de junio de 1883
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 120, 2335-2337
Tema: Rectificando al Sr. Vizconde de Campo-Grande en el debate sobre primeras materias.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Respecto a si es libre o no esta cuestión, claro está que lo es desde el momento en que el Gobierno no la hace cuestión de Gabinete. Pero lo que hay es que yo puedo ser quizá más escrupuloso que mi compañero el Sr. Ministro de la Gobernación, y cuando un Gobierno toma una cuestión como toma esta, aunque no sea cuestión de Gabinete, francamente, siente que sus amigos no le acompañen apoyándola.

En este sentido debe entenderse. Quizá no será libre la cuestión, como pueda quererlo el Sr. Vizconde de Campo-Grande; pero de eso a que los Sres. Senadores que están al lado del Gobierno no queden en libertad completa para votar este proyecto de ley como lo tengan por conveniente, sin dejar por eso de pertenecer a la mayoría, hay una diferencia inmensa.

En cuanto a la libre introducción de primeras materias, ¡ah! Si yo pudiera revelar al Sr. Vizconde de Campo-Grande el motivo y el objeto de esas exposiciones de que ha hablado S. S., le podría decir que esas exposiciones no son más que de los proteccionistas, de los que se llaman proteccionistas, y que no queriendo faltar al principio proteccionista, porque faltando hoy para las primeras materias sería sentar por ellos un precedente que les pudiera ser mañana peligroso, al mismo tiempo que dirigen estas exposiciones al Senado, le dicen al oído al Gobierno: ?da libertad a las primeras materias, si quieres que nuestra industria pueda competir con la extranjera.? Pero ¿qué quiere el señor Vizconde de Campo Grande? ¿Quiere que cuando creen, quizá con error, que una grandísima protección es la que sostiene a la industria, vengan a pedir que esa protección desaparezca porque a ellos les tiene cuenta? No; porque eso sería dar un arma a los libre-cambistas para que la esgrimieran mañana contra ellos, y eso es lo que no quieren.

Por lo demás, ¿quién duda que este proyecto de ley es interesantísimo, muy beneficioso para toda la región industrial de nuestro país, y sobre todo para los pueblos catalanes? ¡No faltaba más sino que no fuera beneficioso, cuando les vamos a dar el algodón que necesitan para sus manufacturas mucho más barato que lo obtendrían sin este proyecto de ley! ¿No conoce S. S. que toda la ventaja con que adquieran el algodón y otras primeras materias, la obtiene la industria catalana y la de todos los pueblos industriales de España? Eso es evidente, de toda evidencia. ¿Es que pretende el Sr. Vizconde de Campo-Grande que los industriales que sacan este provecho del proyecto de ley, vayan a tener tal heroísmo, que por sacar hoy este provecho nos den mañana armas para poder decirles: ?¡Hola! ¿conque cuando os conviene pedís la libre introducción, y cuando no, pedís protección?? No piden la libre introducción ahora en este caso por temor al precedente, pero la aceptan con gusto, y sé que los mismos industriales, cuando se discutió el proyecto de ley del tratado con Francia, una de las cosas que me pedían en mi despacho todas las Comisiones industriales que se me acercaron, fue ésta: que ya que aumentábamos la entrada de los productos elaborados del extranjero, por lo menos les proporcionáramos las primeras materias en las mismas condiciones en que las obtenían los países extranjeros, porque de otra manera, decían, y con razón, no podían competir con las Naciones extrajeras, puesto que además de las mil ventajas que tienen aquellas Naciones respecto a la industria, contaban con esta muy importante: que adquirían las primeras materias mucho más económicamente que en España, y por lo tanto que no podrían nuestros industriales producir tan barato como producen las demás Naciones. En este concepto, todos me decían: ?ya que el Gobierno quiere hacer esto, por lo menos que nos compense haciendo caminos, aproximando los mercados por medio de ferrocarriles, aumentando su número, y por último, proporcionándonos las primeras materias en las mismas condiciones de baratura en que las obtienen otras Naciones?.

¿Es que piden hoy otra cosa? ¿Quiere el Sr. Vizconde de Campo-Grande que le diga mi opinión? Pues dados sus principios y sus esperanzas para el porvenir creo que hacen muy bien en no declararse librecambistas en este concepto, porque si se declararan librecambistas hoy, no tendrían fuerza para resistir mañana cualquier otra reforma que se tratara de hacer.

Tiene razón el Sr. Vizconde de Campo-Grande: el Gobierno dijo que una vez hecho el tratado de comercio y arreglada la base 5ª, no se volvería a intentar en algún tiempo ninguna otra reforma arancelaria; pero estaba comprendido en aquel el proyecto de primeras materias, porque era beneficioso como compensación a los perjuicios que el tratado de comercio y la base 5ª podían originar. De manera que el plan era este: base 5ª, tratado de comercio, y como compensación, baratura en las primeras materias. Este era el plan general de la reforma arancelaria, y fuera de esto dijo el Gobierno que no pensaba por entonces hacer más. Este es el pensamiento del Gobierno: no piensa hacer más por ahora; pero cree que no lo habría hecho todo, considera que habría dejado de hacer algo, si una vez aprobado el tratado de comercio, si una vez aprobada la base 5ª, no compensara a la industria de alguna manera; esto es, facilitándole las primeras materias para la fabricación del modo más económico posible. Por consiguiente, el Gobierno no sólo no ha faltado a sus compromisos, sino que los realiza por completo.

No tengo más que decir al Sr. Vizconde de Campo-Grande, que ha tomado esto con un interés extraordi- [2336] nario, y observo que tiene una casi tenacidad para sostenerlo, digna en mi opinión de mejor causa, no porque ésta no lo sea; pero créame S. S., no es esta la manera de proteger a la industria española: la industria española queda grandemente favorecida por este proyecto de ley, sin el cual resultaría perjudicada. Por lo tanto, una vez que considera S. S. que con la protección se favorece a la industria española, créame S. S., con este proyecto de ley, repito, la industria española sale muy favorecida, queda protegida en los productos elaborados y además con las ventajas de poder obtener las primeras materias casi en las mismas condiciones en que las obtienen los fabricantes del extranjero; y en este concepto, resultan nuestros fabricantes y nuestros industriales en las mismas condiciones en que están colocados los fabricantes y los industriales de otros países, lo cual no puede menos de ser y es con evidencia grandemente beneficioso para la industria española.

Así es que siento ver al Sr. Vizconde de Campo-Grande en un camino nada ventajoso para la industria de nuestro país. [2337]



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